Obelisco de los Constituyentes

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Un obelisco es un monumento conmemorativo; al parecer, la costumbre surgió en el antiguo Egipto y se extendió por toda la antigüedad. Sin embargo, con la caída del imperio romano, la construcción de obeliscos cayó en desuso y no se retomó hasta el siglo XIX, con el neoclasicismo, cuando con las campañas a Egipto Napoleón introdujo antiguos obeliscos en las plazas de París y otras ciudades francesas de importancia. Desde entonces, muchas ciudades tienen obeliscos conmemorativos de hechos históricos. En el Río de la Plata, ambas capitales tienen el suyo: Buenos Aires, para recordar los 400 años de su fundación; y Montevideo, en honor de los constituyentes de 1830.

El obelisco de la capital uruguaya se encuentra frente al Parque Batlle y en el nacimiento de la avenida 18 de Julio, y recuerda a quienes dotaron al país de su primera Constitución, jurada el 18 de Julio de 1830, considerada una de las fechas más importantes del calendario cívico de Uruguay. Es un monumento modesto pero muy estilizado, ubicado en un entorno que lo hace resaltar. Está construido en granito rosado del país y está flanqueado por tres estatuas de bronce: la ley, la fuerza y la libertad. A su alrededor hay una fuente.

Cuando uno se acerca caminando por la avenida 18 de Julio, lo ve asomarse en el hueco que deja la calle entre las paredes de edificios. A medida que uno va llegando, se lo ve recortarse contra los árboles del parque; y desde el parque, resalta entre los edificios más modernos del boulevar Artigas.

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