Colonia del Sacramento nació en un peñón sobre el río de la Plata, rodeado convenientemente por una serie de islotes rocosos que complican el acceso. Este fue uno de los motivos por los que los portugueses eligieron este lugar para instalar este enclave estratégico en medio de las posesiones españolas. Cuando uno llega navegando a la ciudad, lo primero que aparecen son los islotes, y luego es fácil divisar desde el río tres torres blancas por sobre el casco histórico: dos son de la iglesia, y la tercera es del faro.
El faro tal como se ve hoy fue construido en el siglo XIX sobre las ruinas de una de las torres del convento de San Francisco Xavier. Desde la época de las disputas entre españoles y portugueses por la ciudad, hubo muchos naufragios frente a las costas de Colonia del Sacramento, sobre todo en noches sin luna o en días de tormenta. El faro apareció entonces con la doble función de controlar la entrada y salida de barcos, así como orientar a los navegantes por las traicioneras aguas del río.
Tengo como deuda pendiente subir los 36 metros de la torre, dicen que la vista panorámica de la ciudad y sus alrededores es impactante. Como contrapartida, estuve en Colonia el día que parecía que la lámpara del faro proyectaba el arcoiris en el cielo…
Anecdotario viajero 
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